Ola de ejecuciones en Irán
Según el grupo de derechos humanos Hengaw, al menos 266 prisioneros fueron ejecutados en Irán durante el primer semestre de 2024, continuando así la ola de ejecuciones en el país.
Entre los ejecutados se cuentan 72 kurdos, 42 turcos, 32 baluchis, 23 afganos, 10 mujeres y un menor, lo que refleja la persistente persecución de las minorías religiosas y étnicas en la República Islámica.
La mayoría de las condenas estaban relacionadas con delitos vinculados al narcotráfico.
Estas cifras se producen tras un año récord de ejecuciones en Irán. En 2023, se llevaron a cabo más de 850 ejecuciones en un contexto de gran represión contra la disidencia.
A nivel global, el año pasado se registraron 1.153 ejecuciones, de las cuales Irán fue responsable del 74%, según datos de Amnistía Internacional.
El informe de Amnistía, titulado “No dejes que nos maten”, hace un llamado urgente a la intervención internacional para frenar el aumento de las ejecuciones, describiendo la situación como una transformación de las cárceles iraníes en escenarios de ejecuciones masivas.

El líder supremo de Irán, Alí Jamenei (El Periódico)
La postura del régimen
El código penal iraní está basado en la ley sharia, la cual establece castigos extremadamente severos para determinados delitos, que incluyen la pena de muerte.
Frente a las denuncias de organismos internacionales y defensores de los derechos humanos, el régimen se defiende alegando razones culturales.
Sin embargo, como se ha señalado antes, el Gobierno iraní parece utilizar la pena de muerte especialmente para combatir a opositores y minorías religiosas.