El calvario de los presos políticos en Irán
Adham Naroui, un preso político que enfrenta la pena de muerte en la prisión de Zahedan, intentó suicidarse el jueves ante el temor de una ejecución inminente.
Según Haalvash, un medio que cubre la provincia de Sistán-Baluchistán, Naroui fue trasladado de urgencia a un hospital local después de una sobredosis de sedantes. Es el último prisionero en intentar suicidarse en medio de la creciente ola de ejecuciones en Irán; solo el año pasado, más de 850 iraníes fueron ejecutados.
Naroui fue detenido por las fuerzas de seguridad en junio de 2021, en Lashar, y finalmente trasladado a Zahedán. Se le imputó el cargo de “hacer la guerra mediante acciones armadas”. Su condena a muerte fue confirmada por la Corte Suprema en noviembre de 2023.
Se lo acusó de asesinar a tres miembros de la Guardia Revolucionaria durante una operación, cargos que ha negado repetidamente, alegando que no tuvo participación en el incidente.

El líder supremo de Irán, Alí Jamenei (El Periódico)
Abusos, torturas y ejecuciones en las cárceles iraníes
Este incidente es parte de un patrón más amplio de negligencia y abuso en las prisiones iraníes. La Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos (HRANA), con sede en Estados Unidos, destaca en su informe anual que, entre marzo de 2023 y marzo de 2024, al menos seis prisioneros murieron debido a enfermedades, veinte se suicidaron y ocho fueron asesinados bajo custodia.
El informe detalla la tortura física, la negación de servicios médicos, el confinamiento en solitario, las confesiones forzadas, la falta de acceso a abogados de su elección y las condiciones de detención inadecuadas que soportan los presos políticos.
Irán no ha reconocido su responsabilidad por las muertes y el sufrimiento de los presos políticos causados por la tortura, la falta de atención médica y otras formas de abuso sistémico.