El proyecto faraónico de Erdogan que cuenta con el rechazo de la mayoría de los turcos
El Canal de Estambul uniría por primera vez al mar de Mármara, al sur de la capital turca, con el mar Negro, al norte. El megaproyecto, al que Erdogan calificó de “loco” tendrá 45 kilómetros de extensión y su impacto medioambiental será enorme, lo que ha provocando las protestas de ambientalistas, que entienden que las obras implicarán la destrucción de la naturaleza del lugar. Entre el resto de los afectados también están los ganadores de la zona, para quienes supondrá un cambio radical en su modo de vida.
Las obras del Canal de Estambul comenzaron el 26 de junio. Además de los 45 kilómetros de extensión, el canal tendrá 25 metros de profundidad y entre 250 y 1.000 metros de ancho.
La intención del primer mandatario turco es reducir el tráfico marítimo por el Bósforo, una zona muy congestionada, por la que circulan al año unos 48.000 barcos. Este volumen de tráfico lo convierte en uno de los canales con mayor tránsito a nivel global.
La oposición turca denuncia el impacto ecológico que supondrá la obra
En tanto el Ejecutivo defiende el proyecto, alegando prosperidad económica para el país, los opositores alertan sobre los desequilibrios que provocará en el ecosistema del lugar, a solo 30 km al noroeste del centro de la capital turca. Además de las 350 hectáreas de bosque que serán arrasadas por lo obra, la construcción pasará por la presa de Sazlibosna. Esta presa es una de las fuentes de agua potable de la ciudad. El paso del canal mezclaría el agua salada con el agua dulce, lo que la haría imbebible.
Las obras afectarán a los ecosistemas marinos y desplazarán a comunidades enteras de agricultores y ganaderos
Además, la existencia de una nueva unión entre el mar Negro y el mar de Mármara supone un alto riesgo para el equilibrio natural que existe entre ambas masas de agua. El Mármara es bastante más salado que el mar Negro y el exceso de salinidad podría provocar que las aguas del norte se queden sin oxígeno. Esto, además de matar a los ecosistemas marinos tendría como efecto el desprendimiento de olor desagradables que se sentirían a lo largo de la ciudad. Las consecuencias podrían ser letales, especialmente en el área del turismo.
El recorrido del canal también afectaría a lagos y ríos de Turquía, zonas de tránsito de aves migratorias. No obstante, los más perjudicados serán, sin lugar a dudas, los pueblos que atravesará el canal. Estas regiones están pobladas por agricultores y ganaderos que habitan esas tierras desde hace varias generaciones. Las obras del Canal de Estambul desplazarán a comunidades enteras y harán desaparecer a varios pueblos para suplantarlos por centros comerciales, residencias y hoteles de lujo.
En marzo de este año se realizó una encuesta y el 45,4% de los consultados expresó su rechazo al proyecto, mientras que el 38,5% restante mostró su conformidad.
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