Un Año Nuevo no tan feliz en Turquía
El 2022 comenzó para los ciudadanos turcos con grandes aumentos -por encima de la inflación- en los precios de combustibles, gas natural y electricidad, así como con un incremento del 36% en multas, tasas e impuestos.
Los aumentos se suman a una creciente inflación provocada por una política de bajos tipos de interés impulsada por el presidente Recep Tayyip Erdogan. Estas condiciones configuran una pauperización que afecta la calidad de vida de la población turca en su conjunto.
Según la autoridad reguladora de energía en el país, la alta inflación mundial en el sector conduce a incrementos en los precios de la electricidad de hasta un 50% en los hogares con menor consumo y de hasta un 125% para empresas de alta demanda.
Los precios del gas natural aumentaron un 25% para uso privado y un 50% para uso industrial.
Si bien la tasa de inflación declarada es del 21,31%, la mayoría de los economistas estiman que la cifra real representa el doble de la anunciada por las autoridades gubernamentales.
La lira turca se depreció un 45% en 2021. Este efecto monetario se ha producido a causa de las abruptas bajadas de los tipos de interés.
Las importaciones se han visto encarecidas debido a la pérdida de valor de la moneda, algo que está afectando a toda la economía del país.
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