El presidente turco se abraza al extremismo
En su objetivo de ampliar su alianza y ser derrotado en las próximas elecciones presidenciales del 14 de mayo, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan se unió al ala islámica radical.
El Huda-Par y el New Welfare Party (YRP) se unieron en los últimos días a la coalición gubernamental. Esta nueva alianza podría debilitar aún más los derechos de las mujeres y las minorías en el país.
La mayoría de los analistas y expertos coinciden en que las próximas elecciones presidenciales serán las más inciertas y reñidas de los últimos 20 años en Turquía. Esto ha llevado a Erdogan a buscar el apoyo de incómodos aliados del pasado, confirmando la creciente preocupación en los círculos gubernamentales ante la presencia de una oposición cada vez más fortalecida.
El hecho de que Erdogan recurra a dos formaciones políticas que apenas superan el 1% de intención de votos no es un buen signo para el presidente. No obstante, la maniobra es coherente con la radicalización progresiva de las políticas de Erdogan, marcadas por un pronunciado islamismo.
Con el apoyo a Erdogan llegan las demandas. Entre al menos 30 requisitos, los grupos extremistas presionarán para que se anule la ley 6248, que combate y castiga la violencia contra las mujeres y niños. En un país en el que al menos tres mujeres son asesinadas cada día, la postura parece “demencial”, según las palabras del abogado Gokcecicek Ayata en una entrevista concedida a al-Monitor.
Por su parte, el activista de un movimiento feminista de izquierda, Dilek Bulut, afirmó que cualquier debate sobre cambios en la ley 6284 haría más vulnerables a los abusos y el acoso a las mujeres.
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