El Mundial más polémico
En la Copa del Mundo de Catar 2022, quienes se manifiesten podrían recibir una sentencia de cinco años de prisión por “agitar a la opinión pública”, según el Código Penal catarí.
La ley, que fue reforzada en enero de 2020, genera preocupaciones en torno a si los fanáticos podrán expresarse libremente durante el torneo de fútbol.
Al referirse a este asunto, Amnistía Internacional calificó de “terminología vaga” lo indicado en la ley y que “podría silenciar las protestas pacíficas“.
En los últimos meses, varios eventos deportivos han sido interrumpidos por protestas ambientales.
En marzo, Just Stop Oil provocó retrasos en distintos partidos de la Premier League. Por su parte, en un partido de semifinal de Roland Garros, una activista de Derniere Renovation se ató a la red.
Las exportaciones de gas y petróleo representan el 60 % del producto interno bruto (PIB) de Catar. En febrero, la empresa petrolera estatal, Qatar Energy, fue nombrada patrocinadora oficial de la Copa del Mundo.
Los inmigrantes que trabajan en las obras para el Mundial, provenientes en su mayoría de India, Pakistán, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, han denunciado ser víctimas de sistemáticos abusos por parte de sus patrones. Estas personas han sido entrevistados por distintos medios occidentales.
En sus testimonios aseguraron que, ni bien llegan al país árabe, sus pasaportes son retenidos por los patrones; deben cumplir largas jornadas laborales de hasta 16 horas, y luego dormir hacinados en barracones llenos de ratas.
Un informe de The Guardian afirma que al menos 6.500 trabajadores han muerto en Catar como resultado de estas condiciones laborales inhumanas en las obras del Mundial.
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