Los planes del régimen iraní avanzan, ante la pasividad de Joe Biden
En su esfuerzo por revivir el acuerdo nuclear firmado en 2015, la administración Biden ha estado mostrando en los últimos meses, una actitud conciliadora y hasta permisiva a la República Islámica.
El presidente estadounidense, Joe Biden, expresó durante la campaña presidencial su intención de volver al acuerdo. No habían pasado muchas horas desde su ingreso a la Casa Blanca cuando decidió revocar la designación de los hutíes como una “organización terrorista”. Este gesto solo se puede interpretar como un guiño a Teherán, ya que los vínculos entre este grupo armado y el país persa son más que conocidos.
Un grupo de congresistas republicanos le han pedido al secretario de Estado, Antony Blinken, que de explicaciones sobre las conversaciones secretas con Corea del Sur, que determinaron que se entregara al régimen iraní 1.000 millones de dólares en forma de rescate.
En enero pasado, Irán se apoderó de un barco surcoreano que navegaba por el Golfo y exigió un rescate a cambio de su liberación.
El congresista Banks declaró que “El gobierno de Biden debe dejar de eludir el asunto y aclarar si facilitó o no el alivio de las sanciones a los matones iraníes”.
Continuidad de las políticas de Obama
Esta actitud de la administración Biden frente al régimen iraní no debería sorprendernos. En la época en que Biden era vicepresidente de Barack Obama, el Gobierno estadounidense se mostró siempre dispuesto a hacer concesiones a Teherán. Un conjunto de “tratos secretos” se llevaron a cabo, entre ellos los de permitirle al régimen acceder a dólares estadounidense para eludir las sanciones.
La administración Obama también acordó en secreto levantar sanciones a distintos bancos de la nación persa, entre ellos el Sepah International y el Bank Sepah. Estas entidades financieras habían sido sancionadas por la ONU por estar implicados en actividades ilegales de financiación en el desarrollo de misiles balísticos y por no respetar las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas relativas al embargo de armas. Al eliminarse estos mecanismos de control, las actividades ilegales se reactivaron y con ellas el programa de misiles balísticos iraní.
Hasta el momento, la administración Biden sigue el sentido de las políticas de Obama, algo que Teherán celebra y preocupa a Occidente.
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