Crecen las tensiones en el sureste iraní
En la ciudad de Taftan, situada en la provincia de Sistán y Baluchistán, se produjo un ataque armado contra una comisaría. Duramte el asalto murieron dos agentes de policía, incluido un recluta.
Las autoridades iraníes han calificado este incidente como un acto de terrorismo. Hasta el momento, los responsables del tiroteo continúan en libertad.
La Organización de Inteligencia del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y el Ministerio de Inteligencia emitieron una declaración conjunta en la que afirmaron que el ataque fue perpetrado por una red involucrada en “actividades disruptivas”.
Aunque la declaración no aportaba nombres ni pruebas específicas, sugirió que esta red recibía “apoyo financiero del Departamento de Estado de Estados Unidos”.
Además, se agregó que esta red ofrecía formación gratuita en línea a activistas relacionados con las luchas civiles y femeninas, tanto dentro como fuera de Irán, aunque no se proporcionaron evidencias claras al respecto.
También se afirmó que este grupo había llevado a cabo un taller de capacitación para activistas en una universidad de Inglaterra, en mayo, y que tienen planean impulsar más talleres en línea, dirigidos a activistas civiles y mujeres en el futuro, con la intención de fomentar levantamientos internos.
Cabe señalar que en la provincia de Sistán y Baluchistán se han producido numerosos ataques contra fuerzas militares y gubernamentales en el pasado, especialmente desde el inicio de las protestas nacionales en septiembre de 2022.
La capital provincial, Zahedán, fue escenario de una masacre gubernamental en septiembre, en la que alrededor de 90 ciudadanos murieron a tiros durante una protesta.
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