Raisi cumplió un rol fundamental en la masacre de 1988
El principal candidato en las elecciones iraníes, Ebrahim Raisi, se ha servido de su posición de privilegio dentro del régimen para realizar graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo ejecuciones en masa de presos políticos.
Un grupo de activistas entiende que Raisi -que está a un paso de ser el nuevo presidente iraní- antes de dirigir su país debería enfrentarse a la justicia internacional.
Con tan solo 20 años, Raisi fue nombrado fiscal del distrito de Karaj, y más tarde de la provincia de Hamadan. En 1985 sería ascendido a fiscal adjunto de Teherán. Fue en este puesto en el que Raisi cumplió un rol clave en las ejecuciones de miles de presos políticos, la mayoría sospechosos de formar parte de la proscrita Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (MEK). Raisi integró un “Comité de la Muerte” compuesto por cuatro personas, en el que se decidió ejecutar a los acusados sin el más mínimo proceso.
Raisi no reconoce su responsabilidad en las ejecuciones
Raisi ha negado su participación en los asesinatos de 1988, aunque ha respaldado la decisión tomada entonces. El exjuez es considerado por muchos el sucesor natural del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.
Luego de estos episodios, Raisi se convertiría en fiscal jefe de Teherán en 1989. En 2004, alcanzaría la posición de subjefe del Poder Judicial; y en 2019, de jefe de dicho Poder.
“El único sitio que le corresponde ocupar a Raisi es el del banquillo de los acusados, no el de la presidencia”, dijo Shadi Sadr, director ejecutivo de Justicia para Irán, organización con sede en Londres, que suele denunciar los atropellos a los derechos humanos en la República Islámica.
“El simple hecho de que, en la actualidad, sea jefe del Poder Judicial y se presente como candidato presidencial, habla del nivel de impunidad del que gozan los responsables de crímenes atroces en Irán”, enfatizó.
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