Irán vuelve a condenar a la ciudadana británica
Este lunes la República Islámica de Irán ha añadido un año de prisión a la activista humanitaria Nazanin Zaghari-Ratcliffe. La mujer iranobritánica, de 42 años, había culminado en marzo una pena de 5 años de prisión. Sin embargo, al poco tiempo volvió a ser citada por un juez, lo que frustró sus intenciones de volver al Reino Unido a reunirse con su hija y su esposo.
Según Hojjat Kermani, abogado de la acusada, la nueva sentencia incluye la prohibición de salir de Irán durante un año. Richard Ratcliffe, declaró a la BBC que esta decisión del tribunal es una forma de chantaje al Reino Unido. “Las autoridades iraníes están usando este caso como una táctica de negociación“, ha expresado en alusión a una disputa por una deuda de 400 millones que mantiene el Reino Unido con la República Islámica por una compra militar de tiempos de la revolución de 1979.
Las detenciones iraníes a extranjeros como moneda de cambio
Son muchos los analistas que coinciden en que el régimen iraní usa la detención de ciudadanos extranjeros o de doble nacionalidad para ejercer el chantaje en las negociaciones con Occidente. En los últimos tiempos la situación de estos detenidos ha empeorado considerablemente, según indican las denuncias del Centro para los Derechos Humanos en Irán (CHRI). Son al menos 15 los binacionales y un extranjero los que se encuentran actualmente privados de libertad en el país persa.
La detención y sus consecuencias
Zaghari-Ratcliffe fue detenida en el aeropuerto de Teherán en abril de 2016. Había viajado a Irán junto con su hija de pocos meses para que sus padres la conocieran. La mujer trabajaba en la Fundación Thomson Reuters, como gerente de proyectos. En un juicio secreto fue condenada por “atentar contra la seguridad nacional”, algo que ha sido negado repetidamente por ella y su familia.
Los años en prisión han provocado un serio deterioro en la salud de la mujer. Luego de ser sometida a un examen médico se detectó que Zaghari-Ratcliffe sufre depresión, estrés postraumático y estrés obsesivo a causa de “las traumáticas experiencias que ha soportado en las cárceles iraníes” y a la incertidumbre de su situación. La prisionera confesó que al principio de su detención la mantuvieron en una celda de aislamiento en la que era interrogada durante ocho y nueve horas diarias, en ocasiones con los ojos vendados.
Discussion about this post