Crece el aumento de la represión contra los bahá’ís en Irán
Anisa Fanaiyan, una ciudadana iraní de la fe bahá’í, ha sido sentenciada a 16 años de prisión y multada con 500 millones de riales (unos 850 dólares) por el Tribunal Revolucionario de Semnan.
Además, a Fanaiyan se le han restringido sus derechos sociales durante 15 años y enfrenta una prohibición de dos años para unirse a grupos políticos y sociales.
El veredicto del tribunal establece que Fanaiyan ha sido condenada a 10 años de prisión por “establecer y gestionar un grupo con la intención de socavar la seguridad nacional”, otros cinco años por “actividades educativas y propagandísticas contrarias a la ley islámica”, y un año de libertad condicional por propaganda contra el sistema de la República Islámica.
Además, el tribunal ha ordenado la confiscación de 4.350 dólares en bienes personales pertenecientes a los familiares de Fanaiyan, los cuales fueron incautados durante una inspección de su residencia.
Asimismo, tres ciudadanos bahá’ís han sido citados ante la Segunda Sección del Tribunal Revolucionario de Sari por cargos que incluyen “actividades educativas y propagandísticas contrarias a la ley islámica”, en medio de medidas enérgicas contra este grupo minoritario.
El caso judicial de otros dos ciudadanos bahá’ís ha sido remitido a la Primera Sala del Tribunal Revolucionario de Babol por cargos similares.
En los últimos meses, las autoridades judiciales y de seguridad iraníes han intensificado la presión sobre los ciudadanos bahá’ís.
Fuentes no oficiales estiman que más de 300.000 ciudadanos bahá’ís residen en Irán. Sin embargo, la Constitución de la República Islámica solo reconoce oficialmente al islam, el cristianismo, el judaísmo y el zoroastrismo.
Los bahá’ís, que constituyen la mayor minoría religiosa en Irán, han enfrentado acoso y persecución sistemáticos desde la Revolución Islámica de 1979.