35 empresas cerradas en Hamedan por incumplir las normas religiosas
En la ciudad de Hamedan, ubicada en la región occidental de Irán, se procedió al cierre de 35 establecimientos comerciales minoristas bajo la acusación de no observar debidamente el mes sagrado del Ramadán, una práctica que subraya la importancia del respeto a las tradiciones y normas religiosas en la sociedad iraní.
Mohammad Arghavan, líder de la Cámara de Comercio de Hamedan, expresó su reprobación hacia aquellos individuos que incitaban a otros a quebrantar el ayuno del Ramadán, calificando estos actos como un ultraje hacia los fieles de la localidad.
Adicionalmente, en Dezful, una ciudad situada en el sur de Irán, las autoridades impusieron el cierre de 10 tiendas el sábado, fundamentando esta medida en la falta de respeto hacia la sacralidad del Ramadán.
Masoud Bahrampour, imán de la oración del viernes en Dezful, denunció esta falta de observancia religiosa, instando a la imposición de sanciones severas como medio disuasivo contra futuras transgresiones.
Es importante señalar que, durante el Ramadán, se espera que los ciudadanos iraníes se abstengan de consumir alimentos, bebidas y tabaco en público, incluso dentro de sus vehículos.
El Código Penal Islámico de Irán, específicamente el artículo 638, instaurado tras la Revolución Islámica de 1979, estipula castigos que oscilan entre 10 y 60 días de cárcel o hasta 74 latigazos por infringir las normativas de ayuno, aplicables a todos los ciudadanos sin distinción de credo.
Tradicionalmente, durante este periodo, restaurantes, cafeterías y vendedores ambulantes se ven obligados a suspender el servicio a clientes desde el amanecer hasta el atardecer, restringiendo sus operaciones a las horas nocturnas. No obstante, en años recientes, se ha flexibilizado parcialmente esta norma, permitiendo a ciertos establecimientos ofrecer alimentos fríos o servicios de comida para llevar durante el día.
Las restricciones asociadas al Ramadán no solo impactan al sector gastronómico sino que, directa o indirectamente, afectan a una amplia gama de negocios, incluyendo cines, salas de conciertos y salones de belleza, reflejando el alcance y la profundidad de las prácticas religiosas en la regulación de la vida pública y económica del país persa.
Esta dinámica pone de manifiesto la interacción entre normativa religiosa y vida cotidiana, marcando significativamente el tejido social y económico del país.
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