El presidente iraní culpa a los extranjeros de los problemas en su país
El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, atribuyó la sensación de desesperanza entre los ciudadanos iraníes a influencias externas adversas, en medio de una situación económica crítica.
Aunque instó a todos los segmentos de la sociedad a unirse y fomentar la esperanza, Raisi evitó abordar directamente la insatisfacción que prevalece asociada al desempeño de los funcionarios gubernamentales en el país.
El término “enemigos”, utilizado frecuentemente en el discurso del líder supremo, Ali Jamenei, hace referencia a Estados Unidos, Israel, los aliados estadounidenses en la región y Europa.
No obstante, los críticos argumentan que la falta de esperanza entre la población tiene raíces más profundas, que se encuentran en la deficiente gestión gubernamental, la represión interna y la renuencia a resolver diferencias con Occidente.
Durante más de una década, Irán ha enfrentado grandes desafíos económicos debido a las sanciones internacionales. Estas restricciones han reducido ingresos cruciales provenientes de la exportación de petróleo. La decisión del régímen iraní de avanzar en el desarrollo de su programa nuclear es lo que ha provocado estas medidas punitivas internacionales.
Un breve período de alivio tuvo lugar entre 2016 y 2017, cuando el acuerdo JCPOA llevó a la suspensión de las sanciones impuestas por la ONU.
Sin embargo, la decisión de la administración Trump de retirar a EE.UU. del acuerdo y la aplicación de sanciones en 2018, resultaron en una acelerada inflación y una marcada devaluación de la moneda iraní.
La crisis económica que atraviesa Irán genera gran preocupación entre la población. La tasa de inflación de la República Islámica es cercana a las de economías en dificultades como las de países como Sudán, Zimbabue, Argentina y Venezuela.
Esto ha llevado a que incluso los políticos leales al régimen hayan comenzado a dirigir críticas contra el presidente Raisi.