Irán, una amenaza para Occidente
En los últimos días las máximas autoridades del régimen iraní no solo se han mostrado reacias a aceptar las condiciones de los Estados Unidos en el marco de las negociaciones por volver al acuerdo del 2015, sino que además, desde Teherán se ha contestado con amenazas y bravuconadas.
El nuevo presidente de los Estados Unidos, por su parte, anunció que no se avanzaría en el acuerdo si la República Islámica no suspendía su programa nuclear. Es decir, si no cesaba en sus actividades industriales de enriquecimiento de uranio superiores a lo que se establece en el acuerdo.
En respuesta a Biden, el país persa ha decidido producir metal de uranio, según se informa desde el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Este material, si bien puede utilizarse con fines civiles, es necesario para fabricar bombas nucleares.
Rafael Grossi, jefe del organismo, ha declarado lo siguiente:
“Podemos confirmar que 3,6 gramos de metal de uranio han sido ya producidos en la planta de Isfahan. Irán no tiene ningún uso creíble para fines civiles de ese metal de uranio. La producción de este material tiene, potencialmente, implicaciones militares graves”.
Este material puede ser utilizado para generar energía eléctrica. Sin embargo, en el caso iraní su uso quedó totalmente restringido en el acuerdo del 2015, debido a que este elemento es esencial para la fabricación de armas nucleares. El régimen tenía expresamente prohibido producir uranio metálico.
La posición europea frente a las violaciones del acuerdo
Algunas semanas atrás las principales potencias europeas, Francia, Alemania y el Reino Unido manifestaron su preocupación respecto al programa nuclear iraní, a través de un comunicado conjunto. Los europeos le exigieron a Teherán que suspendiera sus planes agregando que su programa “no tiene ninguna credibilidad civil y tiene implicaciones militares potencialmente graves”.
En el 2018, durante la administración Trump, Estados Unidos se retiró del acuerdo e impuso sanciones económicas a la República Islámica. Por su parte, los países europeos intentaron mantener su vigencia, pero tan solo un año después Irán decidió abandonarlo definitivamente.
Ese mismo año Irán rebasó los niveles de enriquecimiento de uranio establecidos en el acuerdo, un 3,67%. Desde Teherán se ha confirmado recientemente que la producción iraní ya ronda el 20% de pureza. Los niveles requeridos para la fabricación de una bomba nuclear es de un 90%.
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