¿El régimen se encuentra a semanas, meses o años de la bomba?
Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, declaró un mes atrás que la República Islámica de Irán podría estar “a semanas de distancia” de fabricar una bomba nuclear.
Por su parte, en un informe realizado por los servicios de inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se indica que a Teherán podría llevarlo unos dos años fabricar alcanzar este objetivo.
Este tipo de incongruencias entre quienes se supone son autoridades en la materia suelen confundir a la opinión pública e inspirar titulares en ocasiones erróneos. Algo que es bastante común es atribuirle a Israel un cierto alarmismo en relación con el programa nuclear iraní.
El miércoles pasado se hizo público un informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el que se expresa que el país persa está trabajando con cantidades de uranio que podrían usarse para la fabricación de armas nucleares. Esta denuncia encendió las alarmas en toda la región y en Occidente.
Se trataría, además, de una nueva violación al acuerdo nuclear del 2015, firmado por Irán junto a seis potencias mundiales. En dicho acuerdo, se deja constancia de la prohibición impuesta a Teherán de enriquecer uranio metálico hasta el 2030.
Volviendo a las palabras de Blinken y al informe de las FDI. Lo cierto es ambas versiones podrían tener su parte de razón. El régimen iraní podría estar a años de distancia de las armas nucleares y, a su vez, poseer ya suficiente material para elaborarlas en semanas o algunos meses.
Debemos pensar en este proceso como si se tratase de la construcción de un edificio. Puedes fabricar suficientes bloques o ladrillos para construir un edificio, pero si no comienzas a construirlo sirviéndote de estos elementos nunca tendrás al edificio. De manera que, en el caso iraní, podría estar a apenas semanas o algunos meses de contar con la suficiente cantidad de ladrillos, pero para culminar el edificio le restan años de trabajo.
Si nos atenemos a los detalles más importantes y comparamos el caso iraní con otros programas nucleares del pasado, llegaremos a la conclusión de que Irán tiene algunos serios obstáculos para alcanzar su objetivo, al menos en un breve plazo.
Si bien el país persa cuenta con una extensa red de instalaciones nucleares, las inversiones requeridas y la amplitud de todos los proyectos ponen un manto de dudas sobre el programa iraní, cuyos recursos y organicidad es algo inestable. Necesitaría acumular una enorme cantidad de uranio enriquecido o producir plutonio. Luego de esto debería atravesar la dificultosa fase de fabricación de un artefacto nuclear.
Recién entonces estaría en condiciones de colocar el dispositivo en un misil. La República Islámica cuenta con socios como Corea del Norte que saben hacerlo. Además, el régimen tiene muy bien estudiado el programa pakistaní. Sin embargo, para que esto sea efectivamente una realidad palpable, puede que falten aún algunos años por delante.
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