Irán persigue a minorías religiosas
El reciente informe sobre Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado de EE.UU. ha puesto de manifiesto las persistentes violaciones de las libertades religiosas en Irán.
Durante la presentación del informe anual, el secretario de Estado, Antony Blinken, señaló que las restricciones gubernamentales a la religión han alcanzado su nivel más alto en el mundo desde que se iniciaran los registros en 2007.
El informe, que evalúa anualmente a 200 países, destaca la represión de múltiples minorías religiosas en Irán, con especial énfasis en la comunidad bahaí.
En Irán, solo el islam, el cristianismo y el judaísmo son reconocidos legalmente. Sin embargo, los cristianos, judíos e incluso los musulmanes sunitas enfrentan restricciones.
Se estima que más de 300.000 bahaíes viven en Irán, siendo la minoría religiosa no musulmana más numerosa y perseguida del país.
Los bahaíes sufren una opresión sistemática que incluye detenciones arbitrarias, cierres de negocios y allanamientos frecuentes basados en acusaciones infundadas.
El informe detalla que el código penal iraní prevé castigos hudud, lo que incluye amputaciones, azotes y lapidaciones, así como la pena de muerte por “enemistad contra Dios” e “insultar al profeta”.
Además, se destaca la aplicación variable de la pena de muerte según la religión del autor y la víctima, afectando desproporcionadamente a las minorías religiosas.
La represión se extiende más allá de los castigos físicos, afectando diversos aspectos de la vida de las minorías religiosas. La ley, según se interpreta comúnmente, prohíbe a los ciudadanos musulmanes cambiar o renunciar a sus creencias religiosas.
El informe de 2023 se basa en información recopilada por embajadas estadounidenses de diversas fuentes, incluyendo funcionarios gubernamentales, grupos religiosos, ONG y periodistas.
Para 2024, la Comisión de Libertad Religiosa de Estados Unidos incluye a Irán entre los países “de particular preocupación”, destacando que las condiciones de libertad religiosa en la República Islámica son “escandalosamente malas”.
Asimismo, se señala que el gobierno utiliza su interpretación religiosa oficial del Islam como base para negar la libertad de religión y creencias a los ciudadanos que expresan su disidencia, incluyendo mujeres y personas LGBTQI+.