Turquía, un estado represor
Desde el Ministerio de Exteriores turco se han rechazado las críticas de gobiernos y organismos internacionales contra Ankara debido a las acciones represivas que han tenido lugar en la Universidad de Bogazici, en un marco de protestas contra el nombramiento de un nuevo rector.
El Ministerio ha comunicado lo siguiente en las últimas horas:
“Advertimos a ciertos círculos en el extranjero que no usen un lenguaje provocativo dirigido a ciertos grupos que impulse sus acciones. No es la labor de nadie interferir en los asuntos internos de Turquía”.
El miércoles pasado, desde Estados Unidos se expresó preocupación por estos episodios, que han conducido a la detención de decenas de estudiantes. Además, causa especial rechazo el discurso anti-LGTB esgrimido por parte de las autoridades turcas.
La homofobia del gobierno turco
Suleyman Soylu, ministro del Interior turco, se refirió días atrás a los protestantes como “desviados LGTB”. En tanto que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado recientemente que “la comunidad LGTB no existe”, y los ha calificado como “terroristas que atacan insidiosamente nuestros valores nacionales y morales al normalizar perversiones que han sido condenadas a lo largo de la historia y tienen como objetivo envenenar las mentes jóvenes “.
El Departamento de Derechos Humanos de la ONU ha insistido en el cese de los abusos represivos por parte de la fuerza policial turca y ha condenado las “declaraciones homófobas y tránsfobas realizadas por las autoridades”.
En Turquía, el presidente Erdogan goza de facultades para nombrar rectores universitarios. Los estudiantes, por su parte, se han mostrado críticos por la cercanía del nuevo rector al partido político al frente del gobierno, Justicia y Desarrollo (AKP). Han calificado esta acción de antidemocrática. Además, protestan por el derecho a ser ellos mismos quienes elijan al nuevo rector de su universidad.
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