La libertad de expresión en Turquía ha sufrido en las últimas horas un nuevo atropello. La democracia ha vuelto a ser pisoteada por Recep Tayyip Erdogan, un personaje que cada día que pasa parece comportarse más como un sultán que como un presidente.
Mientras que en Occidente se ha discutido en los últimos días la censura a Donald Trump en Twitter, en Turquía pareciera suceder lo contrario. Erdogan ha decidido ampliar la vigilancia sobre las redes sociales. De esta manera el gobierno turco se propone intervenir de forma absoluta en los únicos medios de comunicación que escapan a su control.
Desde octubre del 2020 hasta hoy más de 42.000 tweets y de 450.000 dominios han sido bloqueados en Turquía, según informa The Freedom of Expresion Association.
Como hemos informado con anterioridad, el gobierno turco controla la totalidad de los medios de comunicación convencionales. Es por eso que las redes sociales, como única forma de comunicación imparcial, constituyen una amenaza para los proyectos políticos de Erdogan.
Un ejemplo de ello se verificó en el 2019, en la campaña del actual alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu. Inamoglu usó los canales de Youtube, Facebook y Twitter para dirigirse a su público y obtuvo el resultado deseado.
En la nueva ley se exige a las redes que elijan un representante en Turquía para tratar las demandas de censura del gobierno turco. Frente a esta nueva situación no todas las plataformas han reaccionado de la misma manera.
Pinterest, Periscope y Twitter se resisten (hasta el momento) a aceptar las nuevas condiciones, lo que las lleva a enfrentarse a prohibiciones en publicidad. Por su parte, Facebook, Youtube, TikTok, LinkedIn y Dailymotion se han sometido a las nuevas medidas autoritarias de Erdogan.
Este nuevo atropello a la libertad de expresión por parte del gobierno turco ha encendido las alarmas de distintas ONG de gran prestigio internacional, entre ellas Amnistía Internacional.
La organización se ha pronunciado en el siguiente comunicado:
“La decisión de Facebook pone a su empresa, y a otras como Google y YouTube, en grave peligro de convertirse en instrumento de censura del Estado. Debe explicar a sus usuarios de Turquía, y a nuestras organizaciones, qué medidas concretas piensa adoptar para impedir que esto suceda”.
A esta nueva disposición hay que entenderla como parte de un paquete de medidas impulsadas por el gobierno turco, tendientes a anular toda acción política de la oposición y a controlar de forma absoluta la justicia del país.
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