La comunidad LGBT en Qatar
En Qatar la comunidad LGBT no es bienvenida. El Código Penal qatarí establece penas de entre uno y tres años de prisión para quienes incurran en el delito de sodomía. Por su parte, aquellos musulmanes que practiquen el sexo fuera del matrimonio (sean mujeres u hombres), se exponen a la pena de muerte.
Lo cierto es que, si ya la medida es de por sí lo suficientemente brutal para parejas heterosexuales, en el caso de los homosexuales implica la prohibición absoluta de la práctica de su sexualidad, puesto que en Qatar no se les reconoce el derecho legal al matrimonio.
El uso del látigo y la pena de muerte como castigos
En este país árabe consumir alcohol o ser encontrado realizando “actividades sexuales ilícitas” son conductas que se castigan con hasta 100 latigazos
La pena de muerte es una forma de castigo reservada también para quienes cometan blasfemia, extorsión, homicidio, tráfico de drogas, entre otros delitos.
El sistema Kafala
Se trata de un tipo de regulación que dispone que los inmigrantes no cualificados, generalmente llegados de África o del sudeste asiático, puedan permanecer en el país bajo un sistema de patronazgo.
El patrón de estos trabajadores actúa como si fuera su dueño. Los empleados ceden todos sus derechos a su voluntad. El sistema Kafala no es muy distinto al que se aplicaba con los esclavos en tiempos coloniales.
Los atropellos de este sistema son evidentes. Y así lo denuncian Organizaciones internacionales de gran prestigio internacional, como es el caso de Amnistía Internacional y Human Right Watch.
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El sistema Kafala impone sobre los trabajadores un régimen de explotación brutal, que tampoco el Departamento de Estado de los Estados Unidos ha dejado de denunciar.
En palabras de Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, la ONG denunció:
«Es simplemente inexcusable que en uno de los países más ricos del mundo, tantos trabajadores inmigrantes sean despiadadamente explotados, privados de sus salarios y estén luchando por sobrevivir»
Las denuncias a este sistema siguen un mismo patrón. Los empleadores proceden antes que nada a retener los pasaportes de los trabajadores. A partir de ese momento quedan a total disposición del empresario, no pudiendo hacer nada sin su aprobación. Deben recurrir a él para visitar a sus familiares fuera del país y para llevar a cabo cualquier gestión básica.
La práctica más común es la de hacinar a estos trabajadores en barracas miserables o en pequeños apartamentos derruidos llenos de roedores. En la puesta a punto para la realización del mundial de fútbol programado para el 2022 se han documentado innumerables casos que muestran esta dramática realidad.
Durante el período de actividades del año 2015 un trabajador diario murió como víctima de estas condiciones de semiesclavitud.
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