Catar e Irán acusados de financiar a Hamás
Según Bloomberg, el Departamento de Justicia de Estados Unidos está llevando a cabo entrevistas con sobrevivientes y familias afectadas por el ataque de Hamás del 7 de octubre en Israel, con el objetivo de construir un caso contra el grupo militante y sus patrocinadores financieros.
El informe, basado en fuentes familiarizadas con la investigación, indica que exrehenes y familiares de ciudadanos estadounidenses asesinados en el extranjero han colaborado con fiscales y agentes del FBI. Algunos viajaron desde Israel, aportando videos y mensajes de texto para ayudar a las autoridades a reconstruir la cronología del ataque e identificar a los responsables de los secuestros.
La investigación estadounidense no solo se centra en actos de terrorismo, sino que también aborda las redes financieras que respaldan a Hamás.
Fiscales de Nueva York, Washington y la Sección Antiterrorista del Departamento de Justicia están investigando el posible apoyo de países como Irán y Catar, principales patrocinadores financieros de la organización terrorista.
También se analizará si la financiación afectó a instituciones o activos financieros estadounidenses.
El ataque de Hamás del año pasado resultó en unas 1.200 muertes y el secuestro de más de 250 personas. Informes de la BBC y The Guardian han presentado evidencias de violaciones y agresiones sexuales durante los ataques, y un informe de la ONU encontró “motivos razonables para creer” que Hamás cometió violencia sexual “en múltiples lugares” durante el ataque.
Aunque Irán ha negado tener conocimiento previo del ataque, medios como The Wall Street Journal han informado sobre la posible participación de funcionarios de seguridad iraníes en la planificación del ataque y el entrenamiento de combatientes de Hamás en Irán.
Recientemente, más de 100 víctimas y familiares del ataque de Hamás han demandado a Irán, Siria y Corea del Norte por 4.000 millones de dólares, acusándolos de brindar apoyo al grupo armado.
La demanda, presentada por la Liga Antidifamación en un tribunal federal de Washington, DC, es el caso más grande contra países extranjeros relacionados con el ataque, y el primero respaldado por una organización judía.