La Liga Árabe celebró una reunión en los últimos días con el fin de establecer formas efectivas para detener las intervenciones de Turquía e Irán en la región. La junta fue presidida por los Emiratos Árabes Unidos.
Irán y Turquía, desestabilizadores en la región
La reunión se produjo en El Cairo y contó con representantes de Egipto, Bahréin y Arabia Saudí. Los participantes discutieron el desarrollo de la crisis con Irán y su injerencia en la región.
Los miembros de la reunión se pronunciaron a favor de adoptar “medios para mejorar la colaboración y la coordinación, con el objetivo de hacerle frente a las actividades terroristas iraníes, así como para evitar el uso de armas con un potencial altamente destructivo, que detienen la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones y amenazan la estabilidad de la región y el mundo”.
Asimismo, los funcionarios árabes coincidieron en “la importancia de robustecer la colaboración con la comunidad internacional para ponerle freno al programa nuclear del régimen iraní, que amenaza la seguridad y la paz en la región y el mundo”.
Irán cuenta con el servicio de milicias terroristas que operan en diferentes países de la región. Esto genera una gran inestabilidad allí donde estos grupos se asientan. Por ejemplo, en Irak son las Fuerzas de Movilización Popular las que representan los intereses iraníes; en Yemen, los rebeldes hutíes responden a órdenes impartidas desde Teherán; en Palestina, Irán cuenta con la colaboración de Hamás; en Líbano con la de Hezbollá; y en Siria con la del grupo Liwa Fatemiyoun.
En otro capítulo de la reunión los distintos miembros pusieron el foco en Turquía y su agresiva política exterior. El régimen de Recep Tayyip Erdogan en los últimos años ha estado realizando operaciones militares en varios países de la región. Ha intervenido militarmente en la guerra civil de Libia, en el norte de Siria (persiguiendo, hostigando y explotando a la población local, con la excusa de combatir al grupo kurdo PKK) y en Irak.
En el noreste de Siria, particularmente, las milicias pro-turcas han cometido una auténtica limpieza étnica. Estos actos han sido denunciado por Naciones Unidas y por organismos protectores de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
Además, se ha acusado a Turquía de cooperar con grupos yihadistas que han participado en el conflicto sirio y de enviar mercenarios vinculados a al-Qaeda a combatir en Libia.
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